A una semana de las elecciones de medio mandato en Estados Unidos, los demócratas luchan por mantener el Senado y la Cámara de Representantes, según los sondeos. La votación tendrá lugar en condiciones de extrema polarización entre republicanos y demócratas. Incluso más que hace seis años, cuando Trump llegó a la Casa Blanca. 

La polarización entre los dos partidos se ha ampliado desde que Trump abandonó el poder, a pesar de que algunos estadounidenses están hartos de esta situación.

La prueba está en las encuestas, que muestran que están descontentos con sus políticos. Pero el sistema estadounidense dificulta la aparición de un tercer partido.

Así que los votantes siguen votando a los republicanos o a los demócratas, pero de forma negativa, por descarte.

“No nos motiva tanto votar a nuestro candidato”, dice Antoine Yoshinaka, profesor de ciencias políticas de la Universidad Estatal de Nueva York. “Queremos asegurarnos sobre todo que el candidato rival no saldrá elegido”.

La otra consecuencia de esta situación es la “polarización emocional”, que se refiere a las emociones que se sienten hacia el partido contrario.

Por ejemplo, si eres republicano, explica Antoine Yoshinaka. “Odias a los demócratas: los encuentras deshonestos, los encuentras faltos de moral, etc. Casi que concentras tus ataques en el carácter de las personas que apoyan al partido contrario, en lugar de enfocarte en las políticas públicas que proponen”, agrega Yoshinaka.

Violencia electoral normalizada

La consecuencia de estas tensiones se refleja en las encuestas según las cuales hay un número creciente de estadounidenses que creen que “en algunas circunstancias o en todos los casos, la violencia es una respuesta legítima al debate político”, afirma Antoine Yoshinaka.

Hay cierta ansiedad entre la población. “Parece que los estadounidenses siguen viviendo mucho las secuelas de la toma del Capitolio el 6 de enero de 2021”, afirma Christophe Cloutier Roy, investigador del Observatorio de la Cátedra Raoul-Dandurand sobre Estados Unidos en Canadá.

Este especialista habla de “una especie de normalización de las tensiones, de la idea de que unas elecciones van acompañadas de un riesgo de violencia”, tanto en el bando demócrata como en el republicano.

Raoul-Dandurand ha viajado por Estados Unidos en los últimos días y dice sentir “ese nerviosismo, esa ansiedad, sobre todo cuando hablas con gente que trabaja para los partidos políticos. Nos dicen, en el lado demócrata, que tienen miedo de ver a Trump volver al poder en 2024, que siguen muy ansiosos por el 6 de enero de 2021”.

Por el lado republicano, “la ansiedad proviene más de ver cómo se transforma su país bajo la gestión de los demócratas que controlan las dos cámaras del Congreso y la Casa Blanca; hay miedo de que se pierden ciertos valores”.

Se espera una gran participación

Si tradicionalmente las elecciones de medio mandato no movilizan a los votantes, la polarización y los temores los atraen.

Antoine Yoshinaka recuerda que “la última vez que estuvimos muy polarizados en Estados Unidos fue a principios del siglo XX, una época en la que había muchos conflictos entre los dos partidos y la participación electoral era muy alta. Este es un fenómeno que se está viviendo también ahora. Por lo tanto, el 8 de noviembre de 2022, esperamos una participación muy alta porque los republicanos están en un estado de ánimo revanchista y los demócratas están ultra movilizados por el miedo a ver a los republicanos imponer un cierto número de sus ideas sobre el aborto, las cuestiones medioambientales, etc.” 

Un último ejemplo de esta polarización y tensión es el hecho de que algunos candidatos republicanos se negaron a decir si reconocerían el resultado de las elecciones del 8 de noviembre.